
Pregunta:
Respuesta:
La comprensión tradicional de la Iglesia es que en su Primera Venida Cristo vino como Siervo sufriente que redimió a la humanidad e hizo posible la salvación (cf. Is 53); en su Segunda Venida, Cristo llegará como Rey Conquistador que hará nuevos cielos y nueva tierra (cf. Is 11).
¿Por qué ha habido, en términos humanos, una “demora” tan larga entre la Primera y la Segunda Venida? Una posibilidad es que Cristo nos esté permitiendo participar en su obra de salvación mediante nuestros esfuerzos por construir el reino de Dios en la tierra en unión con su obra perfecta. Sólo Cristo podría hacer expiación por los pecados de toda la humanidad y lograr para nosotros la redención universal. Pero podemos y debemos aplicar los frutos de su obra a nuestras vidas y ponerlos a disposición de quienes aún no los han recibido. Y, por la gracia de Dios, la obra de la Iglesia en la tierra repara el quebrantamiento de la humanidad y de este mundo caído. En resumen, Dios hace lo que sólo él puede hacer; pero no nos exime de la obligación de hacer lo que podemos hacer.
Este concepto es similar a una obligación religiosa judía llamada tikkun olam, que significa la “reparación del mundo” o la “perfección del mundo”. Aunque muchos entienden tikkun olam en un sentido puramente ético de crear una sociedad justa aquí y ahora, también tiene un componente mesiánico: se cree que realizar mitzvot (seguir los mandamientos y hacer buenas obras) y así participar en tikkun olam acelerará la venida del Mesías.