
Pregunta:
Respuesta:
Una comprensión literal de ser un miembro oficial/externo de la Iglesia Católica como necesario para la salvación no es la enseñanza de la Iglesia. Un sacerdote, el P. Leonard Feeney, predicó ese mensaje y fue excomulgado en 1953 por desobediencia al negarse a venir a Roma y explicar sus puntos de vista. Este error ahora lleva su nombre y comúnmente se llama Feeneyismo o Herejía de Boston.
El Santo Oficio en 1949 escribió al P. Feeney y le pidió que aceptara la definición/comprensión de la Iglesia de la doctrina extra ecclesiam nulla salus:
Por lo tanto, para que uno pueda obtener la salvación eterna, no siempre se requiere que esté incorporado a la Iglesia efectivamente como miembro, sino que al menos es necesario que esté unido a ella por el deseo y el anhelo.
Sin embargo, este deseo no tiene por qué ser siempre explícito, como lo es en los catecúmenos; pero cuando una persona está envuelta en una ignorancia invencible, Dios acepta también un deseo implícito, llamado así porque está incluido en esa buena disposición del alma por la cual una persona desea que su voluntad se conforme a la voluntad de Dios.
Esto no fue diferente de lo que dijo el Papa Pío IX en un discurso el 9 de diciembre de 1854:
Por supuesto, hay que considerar como cuestión de fe que fuera de la Iglesia apostólica romana nadie puede salvarse, que la Iglesia es la única arca de salvación y que quien no entre en ella perecerá en el diluvio. Por otra parte, también debe tenerse por cierto que aquellos que viven en la ignorancia de la religión verdadera, si tal ignorancia es invencible, no están sujetos a ninguna culpa en este asunto ante los ojos del Señor. Pero entonces, ¿quién se atrevería a poner límites a esta ignorancia, teniendo en cuenta las diferencias naturales de las personas, las tierras, los talentos nativos y tantos otros factores?
De manera similar, en su encíclica Quanto Conficiamur Moorere (10 de agosto de 1863), Pío IX escribió:
Por supuesto, hay quienes luchan contra una ignorancia invencible acerca de nuestra santísima religión. Observando sinceramente la ley natural y sus preceptos inscritos por Dios en todos los corazones y dispuestos a obedecer a Dios, viven vidas honestas y pueden alcanzar la vida eterna por la virtud eficaz de la luz y la gracia divinas. Debido a que Dios conoce, busca y comprende claramente las mentes, los corazones, los pensamientos y la naturaleza de todos, su bondad y clemencia supremas no permiten que nadie que no sea culpable de pecado deliberado sufra castigos eternos (7).
La mayoría de las personas, sin embargo, caen en alguna categoría intermedia en la que a menudo es imposible que el juicio humano concluya cuán culpable es un individuo por su falta de membresía formal en la Iglesia Católica de Cristo. Pero debemos recordar siempre que la Iglesia Católica contiene la plenitud de la verdad de Cristo y lo necesario para la salvación. Elementos de esa verdad se encuentran en otros lugares, pero su plenitud sólo puede encontrarse en el catolicismo. Si alguien, sin culpa alguna, no es miembro formal de la Iglesia Católica pero se adhiere a la verdad de Cristo que conoce, se considera que está en una comunión imperfecta con la Iglesia de Cristo.
Para obtener más información sobre este tema, consulte nuestro tratado “Salvación fuera de la Iglesia”, así como nuestros artículos de Tim Staples y Jim Blackburn.