
Pregunta:
Respuesta:
Primero, es importante señalar que el secreto de confesión prohíbe al sacerdote compartir dicha información con las autoridades, o con cualquier persona. El Código de Derecho Canónico nos dice que el sello es “inviolable” (can. 983.1), y si un sacerdote rompiera el sello (compartiera intencionalmente la información), incurriría en una excomunión automática.
Semejante situación es la peor pesadilla de un sacerdote, porque hay dos bienes que quiere proteger: el bien de los niños y el bien de la inviolabilidad del sacramento. Pero hay maneras en que el sacerdote puede esforzarse por preservar ambos bienes.
Si el penitente está realmente arrepentido, entonces el sacerdote podría hablar con el penitente y tratar de hacerle ver lo que implica el verdadero arrepentimiento. Si el penitente no tiene intención de rectificar sus conductas, el sacerdote podría negar la absolución. El sacerdote también puede alentar encarecidamente al infractor a que se entregue a las autoridades. Para más detalles, consulte el artículo. “¿Puede un sacerdote revelar alguna vez lo que se dice en confesión?”