
Pregunta:
Respuesta:
Una oración, como cualquier texto, puede tener derechos de autor según las condiciones del derecho civil vigente. Si esto es siempre razonable es otra cuestión. En la Iglesia en su oración pública, solía haber una sola preocupación: que cualquiera que publicara sus oraciones oficiales las imprimiera exactamente como están escritas en sus libros oficiales, sin errores. Así, en la Iglesia, antes de los últimos años, sólo existía esta preocupación: que el original y la copia coincidan y que esto sea atestiguado por un obispo.
Sin embargo, ahora, con el negocio de las traducciones y el papel de las conferencias episcopales, nos encontramos en la situación en la que la liturgia oficial de la Iglesia, que es posesión de todos los fieles, tiene derechos de autor. Los benedictinos de Collegeville, Minnesota, que habían publicado numerosas ediciones económicas de la liturgia para uso y estudio de los fieles, se opusieron valientemente a esta propiedad intelectual del culto de la Iglesia cuando comenzó la práctica. No lograron detenerlo, por lo que en Estados Unidos tenemos la extraña situación de que un miembro de los fieles que elabora un programa para las vísperas del día para una congregación pueda estar infringiendo la ley civil. No es muy edificante, ¡pero así es como funciona el negocio de la liturgia!
En el negocio de los derechos de autor, se trata de "seguir el dinero". Esta situación no es tan estricta incluso ahora en el caso de las ediciones latinas, pero sí lo es en el caso de la lengua vernácula.