Pregunta:
Respuesta:
Los artículos pueden venderse; las bendiciones pueden no. Cualquier artículo bendito que se venda debe venderse por su valor intrínseco aparte de la bendición. Vender la bendición misma equivaldría a simonía.
El Catecismo de la Iglesia Católica aborda esto:
Simonía se define como la compra o venta de cosas espirituales. A Simón el mago, que quería comprar el poder espiritual que veía actuar en los apóstoles, San Pedro respondió: “¡Tu plata perezca contigo, porque pensabas que podías obtener el don de Dios con dinero!” Pedro se aferró así a las palabras de Jesús: “Gratis recibisteis, dad gratis”. Es imposible apropiarse de los bienes espirituales y comportarse con ellos como si fuera su dueño o señor, porque tienen su fuente en Dios. Sólo se pueden recibir de él, sin pago. (2121)