
Pregunta:
Respuesta:
Si no hay una garantía razonable de que después del bautismo el niño será criado en la fe, el sacerdote tiene motivos válidos para retrasar el sacramento, o incluso rechazarlo por completo, si es seguro que el niño no recibirá una educación católica, algo que exige el propio sacramento. «La Iglesia debe tener una esperanza fundada en que el bautismo dará fruto» (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre el bautismo infantil, 1980).
La Iglesia no toma a la ligera el rechazo del primer y más importante sacramento. El sacerdote tiene la obligación de mantenerse en contacto con la familia y procurar obtener las garantías necesarias para la celebración del sacramento. Una vez que el sacerdote esté seguro de que se cumplen las garantías, como la elección de padrinos que se asegurarán diligentemente de que el niño se críe en la fe, no puede negarse a celebrar el sacramento sin demora.