
Pregunta:
Respuesta:
Cuando vio el Señor cuán grande era la maldad de los seres humanos en la tierra, y cómo todo deseo que concebía su corazón era siempre sólo maldad (Gén. 6:5).
Tienes razón al entender a Dios como amoroso y misericordioso, pero Dios también es justo. Contamos con la justicia de Dios cuando sufrimos el mal. En el contexto de la historia de Noé y el diluvio, el hecho de que un Dios amoroso y misericordioso pensara que lo único justo sería inundar la Tierra revela cuán perversamente pecaminosa y malvada se había vuelto la humanidad.
La tradición judía transmite que el asesinato y el derramamiento de sangre eran comunes y que nadie se preocupaba por su prójimo. Se burlaron de Dios por considerarlo innecesario, dada la grandeza que la humanidad había alcanzado. Este período se describe como un páramo moral en el que Noé, a pesar de lo inestable que era tanto en moral como en fe, era considerado el más justo de su generación. Sin el diluvio, se dice que la humanidad se habría destruido a sí misma por sí sola y que el diluvio fue la oportunidad para que cualquier persona humana con algo de bondad comenzara de nuevo y salvara a la raza humana.
Sin embargo, la tradición judía no presenta a Dios como indiferente. Revela que Dios le ordenó a Noé que construyera el Arca lentamente. Esto fue pensado como una última advertencia y una oportunidad para el arrepentimiento y la misericordia. Todos tuvieron la oportunidad de arrepentirse y entrar en el Arca. De hecho, ciertas corrientes de interpretación han entendido el diluvio como resultado de las lágrimas de Dios por la crueldad de la raza humana.