
Pregunta:
Respuesta:
Jesús habló del bautismo como un segundo nacimiento (regeneración), diciendo: “De cierto, de cierto os digo, que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). Y San Pablo nos dice que este nuevo nacimiento a través del bautismo es salvífico, afirmando que Dios “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiésemos hecho, sino en virtud de su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y de la renovación en el Santo Espíritu” (Tito 3:5). Y nuevamente en 1 Pedro 3:21: “Bautismo . . . ahora os salva, no como una eliminación de la suciedad del cuerpo, sino como un llamamiento a Dios para una conciencia limpia, mediante la resurrección de Jesucristo”.
Este lavado de regeneración (renacimiento) a través de las aguas del bautismo fue instituido por Cristo como instrumento de salvación. Dios también usó el agua como causa instrumental de la salvación de las ocho personas a bordo del arca de Noé (1 Pedro 3:20-21).
St. Thomas Aquinas explica:
Convenía que a través de las mismas cosas visibles se aplicaran a los hombres los remedios de la salvación.
Respecto a la generación espiritual que tiene lugar en el bautismo, hay que considerar que la generación de un ser vivo es una especie de cambio de lo no vivo a lo vivo. Pero el hombre en su origen fue privado de la vida espiritual por el pecado original y, sin embargo, cada pecado añadido, cualquiera que sea, lo aleja de la vida. Por lo tanto, el bautismo, que es generación espiritual, debía tener el poder de quitar tanto el pecado original como todos los pecados actuales cometidos.
Ahora bien, como el signo sensible de un sacramento debe estar en armonía con la representación de su efecto espiritual, y puesto que lavar las inmundicias de las cosas corporales se hace más fácilmente y más comúnmente con agua, es conveniente, por tanto, que el bautismo se confiera en agua santificada por la palabra de Dios" (Santo Tomás de Aquino-Sobre la verdad de la fe católica Summa Contra Gentiles Libro Cuarto: Salvación pag. 250).