
Pregunta:
Respuesta:
En la tradición judía, hay dos campos de pensamiento diferentes. Un bando considera metafóricos los pasajes del Antiguo Testamento que se refieren al cuerpo de Dios. El otro bando los acepta literalmente y cree que Dios tiene un cuerpo o, al menos, tiene una forma que puede permitir que el hombre vea. Desde los trece principios de fe de Maimónides en el siglo XII, el pensamiento judío ha sido generalmente que Dios es incorpóreo.
La tradición cristiana ha sido prácticamente unánime al considerar estos pasajes en un contexto metafórico (ver Juan 1:18). Cualquier referencia al cuerpo de Dios se considera un medio simbólico para hacer que las acciones de Dios sean más comprensibles para los seres humanos que viven en un mundo material.
Éxodo 33:23 y 33:11 se citan con mayor frecuencia como ejemplos de que Dios tiene una forma, pero es necesario verlos en todo su contexto.
Aunque Éxodo registra que Moisés habló con Dios “cara a cara” (Éxodo 33:11), también leemos unos versículos más adelante que nadie puede ver el “rostro” de Dios y vivir (33:20). Por tanto, se trata claramente de una expresión metafórica.
Dios dice que permitirá que Moisés vea su “espalda” (33:23), pero esto es en respuesta a que Moisés pidió ver la gloria de Dios (Éxodo 23:18). Esto se entiende como que Dios oculta su esencia de alguna manera a Moisés pero se revela hasta cierto punto a Moisés.
En los pasajes de los profetas donde afirman haber visto a Dios en su trono y estas descripciones suenan completamente humanas, se entienden como visiones para ayudar al profeta a comprender y no como una verdadera visión de la esencia divina.