
Pregunta:
Respuesta:
Clásicamente, la relación padrino-ahijado terminaba si los dos se casaban, o si uno o ambos entraban al estado clerical o religioso, aunque incluso estos casos no eran universales sino más regionales y culturales. La relación padrino-ahijado dio lugar a lo que se entendía como una “afinidad espiritual” incompatible con las relaciones sexuales por un lado o el celibato por otro. Así, en la disciplina anterior tenía que haber una dispensa para que un ahijado y un padrino se casaran, y a los clérigos y religiosos generalmente no se les permitía funcionar como padrinos.
Hoy en día, en Occidente, las obligaciones de este papel no son tan grandes como lo fueron en épocas anteriores. La disciplina actual no prevé dejar de ser padrino o ahijado. Por tanto, parecería que esto quedaría a la voluntad de las personas involucradas. Por supuesto, esto sería algo horrible, similar a que un padre le dijera a su hijo: "Ya no soy tu padre", o que un hijo le dijera: "Ya no soy tu hijo". También parecería que la pérdida de la fe católica también eliminaría al padrino de su función, ya que alguien que no tiene la fe católica normalmente no se esforzaría por proteger la fe católica de otro. Pero ni siquiera esto es estrictamente así.