Scala Santa, (ESCALERA SANTA), compuesta por veintiocho escalones de mármol blanco, en Roma, cerca de Letrán; Según la tradición, la escalera que conducía al pretorio de Pilato en Jerusalén, por tanto santificado por las huellas de Nuestro Señor durante su Pasión. Los historiadores del monumento relatan que la Escalera Santa fue traída desde Jerusalén a Roma alrededor de 326 por Santa Elena, madre de Constantino el Grande. En la Edad Media eran conocidas como Scala Pilati, las Escaleras de Pilato. De planos antiguos se desprende que conducían a un corredor del Palacio de Letrán, cerca del Capilla de San Silvestre, estaban cubiertas con un techo especial, y tenían a sus lados otras escaleras de uso común. Cuando Sixto V en 1589 destruyó el antiguo palacio papal y construyó el nuevo, ordenó que la Escalera Santa fuera trasladada a su sitio actual, delante del Sancta Sanctorum (Lugar Santísimo). Esta última es la antigua capilla papal privada, dedicada a San Lorenzo, y la única parte que queda del antiguo Palacio de Letrán, que recibe su nombre de las numerosas y preciosas reliquias que allí se conservan. El Sancta Sanctorum también contiene la célebre imagen de Cristo, “no hecha por manos humanas”, que en determinadas ocasiones solía ser portada Roma en procesión. Estos santos tesoros, que desde León X (1513-21) no han sido vistos por nadie, han sido recientemente objeto de eruditas disertaciones de Grisar y Lauer.
En su nuevo emplazamiento, la Scala Sancta está flanqueada por otras cuatro escaleras, dos a cada lado, de uso común, ya que a la Escalera Santa sólo se puede subir de rodillas, una devoción muy apreciada por los peregrinos y los fieles romanos, especialmente los viernes. y en Cuaresma. Se registra que no pocos papas realizaron este piadoso ejercicio; Pío IX, que en 1853 confió a los Padres Pasionistas el cuidado del santuario, subió la Escalera Santa el 19 de septiembre de 1870, víspera de la entrada de los piamonteses en Roma. Pío VII el 2 de septiembre de 1817 concedió a quienes subieran las escaleras de la manera prescrita una indulgencia de nueve años por cada escalón. Finalmente Pío X, el 26 de febrero de 1908, concedió una indulgencia plenaria que se podía ganar tantas veces como se subieran devotamente las escaleras después de la confesión y la comunión. Se han erigido imitaciones de la Scala Sancta en varios lugares, como en Lourdes y en algunos conventos de monjas, y se les atribuyen indulgencias mediante concesiones especiales.
LIVARIO OLIGER