

Protus y Jacinto, SANTOS, mártires durante la persecución de Valeriana (257-9). El día de su conmemoración anual se menciona en la “Depositio Martyrum” en la cronografía de 354 (Ruinart, “Acta martyrum”, ed. Ratisbon, 632) bajo el 11 de septiembre. La cronografía también menciona sus tumbas, en el Caemeterium de Basilla el la Vía Salaria, más tarde Catacumba de San Hermes. Los Itinerarios y otras autoridades antiguas también dan este lugar de enterramiento (De Rossi, “Roma sotterranea”, I, 176-7). En 1845, el padre Marchi descubrió la tumba aún intacta de San Jacinto en una cripta de la catacumba antes mencionada. Se trataba de un pequeño nicho cuadrado en el que reposaban las cenizas y trozos de hueso quemados envueltos en restos de telas costosas (Marchi, “Monumenti primitivi: I, Architettura della Roma sotterranea cristina”, Roma, 1844, 238 ss., 264 ss.). Evidentemente el santo había sido quemado; muy probablemente ambos mártires habían sufrido la muerte por fuego. La hornacina estaba cerrada por una losa de mármol similar a la que se utilizaba para cerrar un lóculo, y que llevaba la inscripción original que confirmaba la fecha en el antiguo Martirologio:
DP III IDUS SEPTIEMBRE
YACINTO
MÁRTIR
(Enterrado el 11 de septiembre Jacinto Mártir). En la misma cámara se encontraron fragmentos de un arquitrabe perteneciente a alguna decoración posterior, con la inscripción:
… SEPULCRUM PROTI M(artyris)…
(Tumba del Mártir Proto). Así, ambos mártires fueron enterrados en la misma cripta. Papa Dámaso escribió un epitafio en honor de los dos mártires, parte del cual aún existe (Ihm, “Damasi epigrammata”, 52, 49). En el epitafio, Dámaso llama hermanos a Proto y Jacinto. Cuando León IV (847-55) trasladó los huesos de un gran número de mártires romanos a las iglesias de Roma, las reliquias de estos dos santos debían ser trasladadas también; pero, probablemente debido a la devastación de la cámara funeraria, sólo se encontró la tumba de San Proto. Sus huesos fueron trasladados a San Salvatore en el Palatino. Los restos de San Jacinto fueron colocados (1849) en la capilla de la Propaganda. Posteriormente se descubrieron y restauraron las tumbas de los dos santos y una escalera construida a finales del siglo IV.
JP KIRSCH