

Anima Christi. —Esta conocida oración data su origen en la primera mitad del siglo XIV y fue enriquecida con indulgencias por Papa Juan XXII en el año 1330. Todos los manuscritos prácticamente coinciden en estos dos hechos, por lo que no puede haber duda de su exactitud. Respecto a su autoría lo único que podemos decir es que fue, quizás, escrito por Juan XXII. De esto no estamos seguros, ya que esto Papa ha sido falsamente acreditado con composiciones piadosas similares, y fácilmente se podría cometer el error de confundir al que concedió la indulgencia con el verdadero autor. El Anima Christi fue y todavía se cree generalmente que fue compuesta por San Ignacio de Loyola, como él lo expresa al comienzo de sus “Ejercicios Espirituales” y a menudo se refiere a él. Esto es un error, como han señalado muchos escritores, ya que la oración se ha encontrado en varios libros de oraciones impresos durante la juventud del santo y en manuscritos escritos cien años antes de su nacimiento (1491). James Mearns, el himnólogo inglés, lo encontró en un manuscrito del Museo Británico que data aproximadamente de 1370. En la biblioteca de Aviñón se conserva un libro de oraciones de Cardenal Peter De Luxemburgo, fallecido en 1387, que contiene el Anima Christi prácticamente en la misma forma que lo tenemos hoy. También se ha encontrado inscrito en una de las puertas del Alcázar de Sevilla, lo que nos remonta a la época de Don Pedro el Cruel (1350-69). Esta oración era tan conocida y tan popular en la época de San Ignacio, que sólo la menciona en la primera edición de sus “Ejercicios Espirituales”, suponiendo evidentemente que el ejercitante o lector ya la conocía. En las ediciones posteriores, se imprimió íntegramente. Fue al asumir que todo el contenido del libro fue escrito por San Ignacio que llegó a ser considerado como su composición. Todo esto lo ha contado detalladamente Guido Dreves (Stimmen aus María-Laach, LIV, 493) y B. Baesten (Precis Historiques, XXXII, 630).
FRISBEE SH