Liturgia alejandrina, la. —La tradición del Iglesia of Egipto remonta su origen a la Evangelista San Marcos, el primero Obispa of Alejandría, y le atribuye la liturgia madre de la que todas las demás utilizadas por Melquitas, coptos, y por la hija-Iglesia of Abisinia son derivados. Estos tres cuerpos poseen los tres grupos de liturgias utilizadas en todo el Patriarcado original de Alejandría. existe el griego Liturgia de San Marcos, la forma más antigua de las tres, utilizada durante algunos siglos después del cisma monofisita por los ortodoxos. Melquitas; hay entonces tres liturgias, todavía utilizadas por los coptos, traducidas al copto del griego y derivadas del griego San Marcos, y, además, una serie de usos abisinios (etíopes), cuyo fundamento es el “Liturgia de los doce Apóstoles“, que también desciende del rito griego alejandrino original. Comparando estas liturgias y notando lo que tienen en común, es posible en cierta medida reconstruir el antiguo uso de la liturgia. Iglesia de Alejandría tal como existía antes del cisma monofisita y la Concilio de Calcedonia (451). Existen, además, otros indicios de ese uso. Clemente de Alejandría (dc 217) hace una o dos alusiones a ello; San Atanasio (m. 373) tiene muchos más; el Oración Libro de serapio, Obispa of Thmuis a mediados del siglo IV, y las descripciones de Pseudo-Dionisio (De hierarchic eccl.), aproximadamente al mismo tiempo, en Egipto, permiten reconstruir el contorno del egipcio Liturgia de su época, que luego se considera coincidente con la Liturgia de San Marcos.
I. LA LITURGIA DE ST. ATANASIO, SERAPION Y PSEUDO-DIONISIO.—La Misa se dividió en dos partes principales, la Misa de los Catecúmenos y la de los fiel. Cuando los arrianos persuadieron a un tal Isquiras para que acusara a San Atanasio de haber derribado su altar y roto su cáliz durante la Liturgia, cometieron el error de presentar a un catecúmeno como testigo. San Atanasio pudo señalar inmediatamente que el cáliz no se lleva al altar hasta la Misa de la fiel, cuando los catecúmenos han sido despedidos (Contr. Arian., xxviii y xlvi). La Misa de los Catecúmenos consistió en Lecciones del Santo Escritura, Salmos cantados alternativamente, y Homilías. Luego sigue la bendición y despido de diversos tipos de personas a quienes no se les permite estar presentes en el Santo Eucaristía, los catecúmenos, penitentes y energúmenos. En serapio y Pseudo-Dionisio la Misa del fiel comienza con la presentación de las oblaciones al altar; luego se cubren con un velo. El diácono lee una letanía por diversas causas (e katholike), a cada petición el pueblo responde “Kyrie eleison”, y el obispo resume sus oraciones en una colecta. Luego sigue el beso de la paz. San Atanasio parece colocar la ofrenda de los regalos en este punto (Probst, Lit. des IV. Jahrh., iii). Se leen los dípticos, seguido de otra colecta y una oración por el pueblo. El obispo se lava las manos y comienza la Eucaristía Oración (de los cuales nuestro Prefacio es la primera parte). La apertura de la Eucaristía Oración siempre ha sido muy largo en el egipcio Liturgia. San Atanasio se refiere a la acción de gracias por la contenido SEO, con referencias detalladas a las diferentes obras, el Jardín del Edén, el Encarnación, etcétera; luego viene una alusión a los Ángeles y sus órdenes, que alaban Dios y decir (y el pueblo interrumpe la oración retomando las palabras de los Ángeles): “Santo, santo, santo, Señor Dios de anfitriones”. El obispo continúa, elogia Dios el Hijo que, habiendo sido hecho Hombre, la noche en que fue traicionado tomó pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo... Siguen las palabras de Institución, aunque San Atanasio, a causa de la disciplina arcani, evita citarlas. Tampoco menciona el epiklesis eso ciertamente siguió. Teófilo de Alejandría (385-412) dice que: “El Pan del Señor, en el que se muestra el Cuerpo del Salvador, que partimos para nuestra salvación, y el santo Cáliz que está colocado sobre la Mesa del Iglesia son (al principio) vivificados, pero son santificados por la Invocación y el descenso del Espíritu Santo”(traducido por San Jerónimo, Ep. xcviii, n. 13). El Bendito Se muestra el Sacramento al pueblo, se rompe la Hostia (probablemente en este momento se dijo el Padre Nuestro), se da la Comunión, la Hostia es entregada por el obispo, Cáliz por el diácono, y se dice la acción de gracias (aparentemente Sal. xxxiii). Ya en estas primeras referencias notamos la gran extensión de la primera parte de la Eucaristía. Oración (la Prefacio), y el hecho de que los dípticos se lean antes del Consagración. Estas dos notas son características de todos los usos egipcios.
II. LA LITURGIA GRIEGA DE ST. MARCOS.—Este rito tal como existe ahora ya ha experimentado un desarrollo considerable. Se le ha añadido una prótesis (preparación de las oblaciones antes del comienzo de la liturgia propiamente dicha) del estilo bizantino. Liturgia; El Credo se dice como en Constantinopla justo antes de la Anáfora; El epiklesis muestra signos de la misma influencia; y la Gran Entrada va acompañada de un Querubicón. Desde el cisma monofisita, este uso se vio cada vez más afectado por el imperio bizantino. Liturgia, hasta que finalmente le dio paso por completo entre los Melquitas. Sin embargo, es posible separarlo de adiciones posteriores y reproducir la liturgia alejandrina griega original, el rito principal de todos los demás en Egipto. Después de la Prótesis, la Misa de los Catecúmenos comienza con el saludo del sacerdote: “Paz a todos”, a lo que el pueblo responde: “Y con tu espíritu”. El diácono dice “Oren” y repiten tres veces Kyrie eleison; el sacerdote luego dice una colecta. Todo el rito se repite tres veces, de modo que hay nueve Kyrie eleisons intercalados con el saludo y la colecta. Durante la Pequeña Entrada (procesión del sacerdote y el diácono con los libros para las lecciones) el coro canta el Trisagion (Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros). Las lecciones comienzan con el saludo habitual: “Paz a todos”. R. “Y con tu espíritu”. Se lee “El Apóstol” y luego, después de poner el incienso en el incensario, sigue el Evangelio. El diácono le dice a la gente que se ponga de pie mientras lo escuchan. Sozomeno (m. después de 425) señala como una costumbre peculiar de Alejandría que el obispo no se mantiene firme en el Evangelio (Hist. Eccl., VII, xix). Después del Evangelio sigue el Homilía. Tanto Sócrates como Sozomeno dicen que en su época sólo predica el obispo, y atribuyen esta costumbre al resultado de los problemas causados por Arius (Socr., V, xxii; Soz., VII, xix). Antes de que los catecúmenos sean despedidos, el diácono reza una letanía (la gran Ekteneia). Le dice al pueblo que ore por los vivos, los enfermos, los viajeros, por el buen tiempo y por los frutos de la tierra, por “la crecida regular de las aguas del río” (el Nilo, un asunto importante en Egipto), “la buena lluvia y las mieses de la tierra”, por la salvación de todos los hombres, “la seguridad del mundo y de esta ciudad”, por “nuestros soberanos amantes de Cristo”, por los prisioneros, “los que han dormido”, “el sacrificio de nuestras ofrendas”, por los afligidos y por los catecúmenos. A cada cláusula el pueblo responde: “Kyrie eleison”. Mientras tanto, el sacerdote ora en silencio por los mismos objetos y, cuando termina la letanía del diácono, termina su oración en voz alta con una doxología. Se canta el “verso” (stichos, un verso de un salmo) y el diácono dice “Los Tres”, es decir, tres oraciones por todo el Iglesia, el Patriarca, y el local Iglesia; en cada caso el sacerdote termina con una colecta. Luego se despide a los catecúmenos y se celebra la Misa del fiel Comienza con la “Gran Entrada”. El sacerdote y el diácono llevan las ofrendas de la Prótesis al altar mientras el pueblo canta el Querubicón. Sigue el beso de la paz, con la oración que le corresponde; entonces el Credo se dice y el Ofertorio oración en el altar. (En otras liturgias el Ofertorio se dice antes de la Gran Entrada a la Prótesis). Anáfora Comienza, como siempre, con el saludo al pueblo y el diálogo: “Levantemos el corazón”. R. “Se las tenemos al Señor”.—”Demos gracias al Señor”. R. “Es digno y justo”. Y luego la Eucaristía Oración: “Es verdaderamente digno y justo, correcto, santo, apropiado y bueno para nuestras almas, oh Maestro, Señor, Dios, Padre Todopoderoso, para alabarte, cantarte, darte gracias…” La peculiaridad de todas las Liturgias egipcias es que la Súplica por diversas causas y personas, que en todos los demás ritos sigue la Sanctus y la Consagración, llega en este punto, durante lo que deberíamos llamar el Prefacio. el alejandrino Prefacio entonces es muy largo; Entretejidas en él hay una serie de oraciones por el Iglesia, el Emperador, los enfermos, los frutos de la tierra, etcétera. De nuevo el sacerdote reza Dios “llevar las aguas del río a su justa medida”; recuerda varias clases de santos, especialmente San Marcos, dice la primera parte del Ave María, y luego continúa en voz alta: “especialmente nuestra santísima, inmaculada y gloriosa Señora María, Madre de Dios y siempre Virgen”. El diácono aquí lee los dípticos de los muertos; el sacerdote continúa su súplica por el patriarca, el obispo y todos los vivientes; el diácono llama al pueblo a ponerse de pie y luego a mirar hacia el este; y así por fin llega el Sanctus: “el de muchos ojos Querubines y el de seis alas Serafines… cantar, clamar, alabarte y decir: Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos”. Y luego en voz alta continúa: “Santifícanos a todos y recibe nuestra alabanza, que con todos los que te santifican, Señor y Maestro, cantamos y decimos” (y el pueblo continúa): “Santo, santo, santo es el Señor”. Después del largo Prefacio el Canon hasta las palabras de Institución es muy breve. El sacerdote, como de costumbre, retoma las palabras del pueblo y casi en seguida dice: “Nuestro Señor, Dios, y gran Rey (pamnasileo), Jesucristo, quien en la noche en que se entregó a la muerte más espantosa por nuestros pecados, tomando el pan en sus manos santas, puras e inmaculadas, y mirando al cielo a Ti, su Padre, nuestro Dios y Dios de todas las cosas, dio gracias, bendijo, partió y se lo dio a sus santos y benditos discípulos y Apóstoles, diciendo [en voz alta]: Tomad, comed [el diácono les dice a los sacerdotes concelebrantes que extiendan las manos], porque esto es Mi Cuerpo, partido y entregado por vosotros para perdón de los pecados”. r. Amén. Las palabras de la Institución de la Cáliz se dicen de la misma manera. El sacerdote levanta la voz al final, diciendo: “Bebed de todo esto”; el diácono dice: “Extiende de nuevo tus manos”, y el sacerdote continúa: “esta es Mi Sangre del El Nuevo Testamento, derramada por vosotros y por muchos y dada para perdón de los pecados”. r. Amén. “Haced esto en memoria mía…” Y sigue la Anamímnesis, refiriéndose a la muerte, resurrección, ascensión y segunda venida de Nuestro Señor y pasando inmediatamente al epiklesis: “Envía sobre nosotros y sobre este pan y cáliz Tu Espíritu Santo que él es todopoderoso Dios que los bendiga y los perfeccione [en voz alta] y haga de este pan el Cuerpo”. r. Amén. “Y este cáliz la Sangre del El Nuevo Testamento, la Sangre de Nuestro Señor, y Dios, y Salvador, y gran Rey, Jesucristo."… El epiklesis termina con una doxología a la que el pueblo responde: “Tal como fue y es”. Luego sigue el Padre Nuestro, dicho primero por el sacerdote en silencio y luego en voz alta por el pueblo, con los habituales Embolismos, la Inclinación antes de la Bendito Sacramento—el diácono dice: “Inclinemos nuestros rostros ante el Señor”, y el pueblo responde: “Ante Ti, oh Señor”; el Elevation con las palabras: “Cosas santas a los santos”; y la respuesta: “Un Santo Padre, un Santo Hijo, un Espíritu Santo, en la unión de los Espíritu Santo. Amén“. Luego viene la fracción del pan, durante la cual el Salmo cl (Laudate Dominum in sanctis eius) es cantado y la Comunión. La forma de Comunión es: “El santo Cuerpo” y luego “la preciosa Sangre de Nuestro Señor, Dios y Salvador”. Sigue una breve acción de gracias y el pueblo se despide con la bendición citada en II Cor., xiii, 13. Se dicen algunas oraciones más en el Diakonikon y la liturgia termina con las palabras: “Bendito be Dios quien nos bendice, santifica, protege y guarda a todos mediante la participación en sus santos misterios. Él es bendito por siempre. Amén."
Los puntos característicos de este rito son los nueve Kyrie eleisons al inicio, el Ofertorio oraciones dichas en el altar en lugar de en la Prótesis, y especialmente el lugar de la gran Súplica ante el Sanctus. Esta última circunstancia provoca que Consagración ocurrirá mucho más tarde en este Liturgia que en cualquiera de los otros. Cabe señalar que el lugar de la Súplica es una dificultad en la Misa Romana. Decimos parte de ella (por el Iglesia, Papay Obispa, el Recuerdo vivorum y comunicantes) antes y parte (Memento Defunctorum, Nobis quoque peccatoribus) después de la Consagración. En el uso antioqueno, y en todos los derivados de él, toda la Súplica viene después de la epiklesis. Se ha sugerido que la explicación de estas diferencias es que originalmente en todas partes el diácono comenzaba a leer las cláusulas de la Súplica tan pronto como el sacerdote había comenzado la Eucaristía. Oración. Luego proseguían diciendo sus partes juntos, siendo interrumpido el diácono por las palabras pronunciadas en voz alta por el sacerdote. El punto en el que termina la Súplica dependería entonces de su duración; y si finalmente ese punto (en el que el sacerdote resume sus cláusulas en una colecta) fuera tomado como su lugar en la liturgia, podría ocurrir antes de la Consagración (como en Alejandría), o después (como en Antioch), o la Súplica aún podría decirse en parte antes y en parte después (como en Roma). El uso romano, entonces, representaría una etapa intermedia de desarrollo (cf. A. Gastoue in Cabrol, Dict. d'arch. chret. et de liturgie, París, 1904). Pero los paralelos entre los usos romano y alejandrino son demasiado obvios para no sugerir una fuente común para estas liturgias. Está el Kyrie eleison, dicho nueve veces en grupos de tres, tan pronto como el sacerdote está en el altar, justo antes del Trisagion que corresponde más o menos a nuestro Gloria in excelsis. Hay, además, cláusulas e incluso oraciones enteras cuyo origen común con las de nuestro Canon no puede ponerse en duda. Como ejemplo, comparemos la oración dicha después de la lectura de los dípticos de los difuntos con nuestra supra cita y Súplicas te rogamus. En la liturgia de San Marcos es: “Recibid, oh Dios, el Sacrificio, ofrendas y Eucaristía de tus siervos en tu altar santo, celestial y espiritual en lo alto de Cielo por el ministerio de tus arcángeles... así como recibiste los dones de tu justo Abel y el sacrificio de nuestro padre Abrahán…” Hay otros pasajes paralelos no menos llamativos; de modo que, a pesar de las semejanzas entre el canon romano y el sirio Anáfora, es con este egipcio Liturgia que generalmente se supone que el nuestro tuvo una fuente común (Duchesne, Origines, p. 54). Sócrates y Sozomeno notan algunas peculiaridades del Patriarcado alejandrino en el siglo V. Los miércoles y viernes el Liturgia no se celebraba (Socr., V, xxii, quien dice que esta es una costumbre antiquísima). En este caso también, Alejandría y Roma seguir la misma práctica, mientras que la de todos los demás Iglesias orientales es diferente (Duchesne, Origines, p. 220). Las dos primeras sedes también acordaron no tener misa el sábado; en otras partes de Egipto hubo un Liturgia de los Presantificados, y el pueblo recibió Primera Comunión el sábado por la tarde, sin ayunar (Socr., ib., Soz., VII, xix, musterion metechousi).
III. LAS LITURGIAS COPTAS.—Después del cisma monofisita, los coptos compusieron varias liturgias en su propio idioma. Tres de ellos se convirtieron en los más importantes y todavía se utilizan: los de San Cirilo, San Gregorio (de Nacianzo), y San Basilio. Sólo se diferencian en las Anáforas que se unen a una preparación y misa común de los catecúmenos. El Anáfora de San Cirilo, también llamado el de San Marcos, junto con la parte de la liturgia que es común a todos, corresponde exactamente al San Marcos griego. Cuando se tradujo al copto gran parte de las fórmulas, como el Trisagion, la letanía del diácono, dicha al comienzo de la Misa del fiel, casi todos los saludos cortos como eirene pasin ano umon tas kardias ta agia tois agiois, y todo lo dicho por el pueblo ya era universalmente conocido en griego. Estas partes quedaron entonces en ese idioma, y todavía están escritas o impresas en griego, aunque en caracteres coptos, en todo el copto. Liturgia. Se han agregado algunas oraciones al griego original. Liturgia, como un acto muy definido de fe en la Presencia Real dicho por el sacerdote antes de su Comunión. También existen versiones griegas de las otras dos anáforas coptas: las de San Basilio y San Gregorio.
LAS LITURGIAS ETIÓPICAS.—En sus liturgias, como en todo lo demás, la Iglesia of Abisinia depende del Patriarcado Copto de Alejandría. El uso etíope normal y original es el “Liturgia de los doce Apóstoles“, que es el copto San Cirilo traducido a su propio idioma. Los abisinios también tienen otras anáforas (diez o quince) atribuidas a varios pueblos, como San Juan el Evangelista, los 318 Padres de Nica, San Juan Crisóstomo, etc., que unen a la primera parte de su Liturgia en varias ocasiones en lugar de su propio Canon.
EL USO ACTUAL.—De estos tres grupos, dos, los coptos y los abisinios, aún conservan sus propias liturgias. Los coptos utilizan el de San Basilio durante todo el año, los domingos y entre semana, y para réquiems; en ciertas grandes fiestas sustituyen el Anáfora de San Gregorio; la de San Cirilo se conserva para Cuaresma y Navidad Eva. Este orden es común a los coptos monofisitas y unidos. 'Muy poco después de que los árabes conquistaran Egipto (641) su idioma se convirtió en el único utilizado incluso por los cristianos; En menos de dos siglos, el copto se había convertido en una lengua completamente muerta. Por esta razón, las rúbricas de los libros litúrgicos coptos se escriben desde hace mucho tiempo también en árabe; a veces también se añaden traducciones árabes de las oraciones. Los libros necesarios para el Liturgia son el Khulaji (euchologion), Kutmarus (kata meros), un leccionario que contiene las lecciones del Santo Escritura, el Synaxar (sunaksarion), que contiene leyendas de santos, a veces leídas en lugar de las del Hechos de los apóstoles., y el “Libro del Ministerio de la Diáconos(Brightman, lxvii). Los uniatas coptos y abisinios tienen libros especialmente impresos para ellos, que se diferencian de los demás sólo en que se omiten los nombres de los monofisitas, el de los Calcedonia se inserta y el Filioque se agrega a la Credo. Iglesia Ortodoxa of Egipto Durante mucho tiempo ha sacrificado su propio uso por el de Constantinopla. Durante un tiempo después del cisma monofisita todavía mantuvo la Liturgia de San Marcos en griego. Pero quedaban muy pocos ortodoxos en el país; casi todos eran funcionarios del gobierno imperial y, especialmente después de la conquista árabe, la influencia de Constantinopla sobre ellos, como sobre todo el mundo ortodoxo, creció enormemente. Así que finalmente siguieron la doctrina ecuménica. Patriarca en sus ritos como en todo lo demás. Los ortodoxos Patriarca of Alejandría incluso se fue a vivir a Constantinopla bajo la sombra del César y de la corte del César Obispa. El cambio de liturgia se produjo a finales del siglo XII. Theodore Balsamon Dice que en aquel tiempo un tal Marcos, Patriarca of Alejandría, llegó a Constantinopla y seguio celebrando el Liturgia propio Iglesia. Los bizantinos le dijeron que el uso del santísimo trono ecuménico era diferente, y que el Emperador ya había ordenado a todas las Iglesias ortodoxas del mundo que siguieran el de la ciudad imperial. Entonces Marcos se disculpó por no haber sabido de esta ley y se conformó al uso bizantino (PG, CXXXVIII, 954). Desde entonces el griego Liturgia de San Marcos ya no ha sido utilizado por nadie. Queda por ver si, ahora que Iglesia Ortodoxa of Jerusalén ha comenzado a hacer una pequeña restauración para su propio uso (ver Liturgia antioquena), el prelado muy decidido y fuertemente antifanariota que gobierna el Iglesia Ortodoxa of Egipto (Señor Photios de Alejandría) no revivirá, al menos durante un día al año, la venerable liturgia de su propia sede.
ADRIAN FORTESCUE