
DÍA 107
RETO
“El catolicismo es falso porque basa sus enseñanzas en otras cosas además de la Biblia: la palabra de Dios”.
DEFENSA
El catolicismo basa sus enseñanzas en la palabra de Dios, que no se limita a la Biblia.
La Iglesia reconoce que “la Sagrada Escritura es palabra de Dios en cuanto escrita bajo la inspiración del Espíritu divino” (Vaticano II, Dei Verbum 9). Sin embargo, incluso una lectura superficial de las Escrituras muestra que la palabra de Dios no se limita a las Escrituras.
En el primer capítulo de la Biblia, leemos sobre el poder de la palabra creativa de Dios, cuando dice cosas como: “'Hágase la luz'; y fue la luz” (Génesis 1:3). Esta comprensión es confirmada por los Salmos, que dicen: “Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos” (Sal. 33:6). Este ejercicio de la palabra creativa de Dios ocurrió antes de la existencia del hombre y de la escritura de las Escrituras, dejando claro que la realidad de la palabra de Dios va más allá de las Escrituras.
Incluso después de que Dios comenzó a comunicar su palabra a los hombres, a menudo no era en forma de Escritura. Así, la Biblia registra la palabra de Dios dada a profetas que no escribieron ninguna Escritura, como Samuel (1 Sam. 9:27), Semaías (1 Reyes 12:22) y Juan el Bautista (Lucas 3:2). .
De manera similar, se habla de la predicación oral apostólica de la fe cristiana como la palabra de Dios (Hechos 4:31, 6:7, 16:6).
Lo más fundamental es que las Escrituras revelan que Jesús es la Palabra de Dios (Juan 1:1–18, Apocalipsis 19:13).
Todo esto deja en claro que la palabra de Dios es una realidad compleja y multifacética que incluye pero va más allá de las Escrituras, que es la porción de la palabra de Dios que fue consignada por escrito bajo inspiración divina.
Nuestra respuesta adecuada a la palabra de Dios es aceptarla entera como autoritativa, porque “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4; cf. Deut. 8:3). Sería un error cerrar nuestros oídos a la palabra de Dios cuando se encuentra fuera de las Escrituras. Por eso, Pablo les dice a sus lectores que “estén firmes y retengan las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, ya sea de boca en boca o por carta” (2 Tes. 2:15).