
DÍA 351
RETO
“Si algo es bueno sólo porque Dios dice que lo es, entonces la moralidad es arbitraria. Pero si hay un estándar independiente de moralidad al que incluso Dios está obligado, eso significa que existe algo además de Dios que es eterno y que es capaz de obligar a Dios”.
DEFENSA
Dios es el estándar supremo de bondad.
Una versión de este argumento fue propuesta en el diálogo de Platón Eutifrón alrededor del 400 a. C. En él, Sócrates debate si la piedad es todo lo que aman los dioses o si los dioses aman algo porque es piadoso. En filosofía, esto se conoce como el "dilema de Eutifrón".
La visión de que la bondad es cualquier orden de Dios (o los dioses) se conoce como teoría del mandato divino. Hay algo de verdad en esta opinión, ya que algunos requisitos morales se basan en mandatos divinos. Un ejemplo fue la observancia semanal del sábado por parte del pueblo judío. No hay nada en la ley moral eterna que requiera que el sábado en particular, en lugar de algún otro día, se reserve para el descanso y la adoración.
Sin embargo, el sábado se basaba en principios morales más profundos. Los seres humanos necesitan reservar tiempo adecuado para descansar y adorar. La forma en que debían cumplirse en Israel puede haber sido determinada por un mandato divino, pero el mandato se basaba en un conjunto más profundo de principios que Dios diseñó para la naturaleza humana. Hoy estos principios se cumplen de otra manera (CIC 2175-76).
En consecuencia, el elemento de verdad en la teoría del mandato divino es limitado, y la pregunta importante es de dónde provienen los principios más profundos.
Sería posible combinar un estándar independiente de bondad con la idea de los dioses griegos, ya que se los consideraba seres finitos y creados y, por lo tanto, no eran el estándar último de referencia en el mundo. Sin embargo, no encaja con la comprensión judeocristiana de Dios.
Según este punto de vista, Dios y las cosas que ha creado son todo lo que existe. En consecuencia, si no se crea el estándar último de bondad (como en la teoría del mandato divino), entonces debe ser Dios. Ésta es la solución definitiva al dilema de Eutifrón: el estándar de bondad es la naturaleza eterna de Dios y, por tanto, no es arbitrario ni independiente de Dios. Todas las leyes morales particulares son un desarrollo de la propia bondad de Dios.