
DÍA 119
RETO
“Jesús estaba claramente hablando simbólicamente cuando dijo: 'Este es mi cuerpo' y 'Esta es mi sangre'. Su cuerpo y su sangre no están literalmente presentes en la Eucaristía”.
DEFENSA
Otros pasajes dejan claro que Jesús estaba hablando literalmente.
Vivimos en una época que está predispuesta contra los milagros. Es fácil para nosotros interpretar las cosas como símbolos más que como milagros. Ante esta decisión, debemos poner a prueba nuestros instintos leyendo atentamente el texto. A veces indicará que lo que estamos leyendo es simbólico, pero a veces indicará que lo que estamos leyendo es milagroso.
Es útil recordar que Jesús instituyó la Eucaristía en una cultura más dispuesta a aceptar milagros que la nuestra. De hecho, los apóstoles habían visto a Jesús realizar muchos milagros, y él les había dado poder para realizarlos también (Mat. 10:1, 8; Marcos 6:7; 13; Lucas 9:1). Ellos habrían estado más inclinados que nosotros a interpretar sus palabras como indicativas de un milagro.
Otros pasajes confirman que así tomaron sus palabras. Pablo afirma que los elementos eucarísticos son una participación, no sólo una representación, del cuerpo y la sangre de Cristo (1 Cor. 10:16). Advierte que quienes profanen la Eucaristía “serán reos de profanar el cuerpo y la sangre del Señor” (1 Cor. 11:27). Dice que “cualquiera que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe juicio para sí mismo” (1 Cor. 11:29), y que la consecuencia de esto puede ser incluso la muerte (1 Cor. 11:30).
De manera similar, en Juan 6, Jesús enfatiza repetidamente la necesidad de comer su carne y beber su sangre. Cuando se le pregunta cómo puede suceder esto (6:52), Jesús se vuelve más enfático y afirma: “si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (6:53) y “ mi carne es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida” (6:55). Después de esta enseñanza, “muchos de sus discípulos retrocedieron y ya no andaban con él” (6:66). En lugar de aclarar el asunto en privado a los principales discípulos, como en otros lugares (Mateo 16:6, 11-12, 17:19, 24:3; Marcos 4:34; Lucas 10:23), preguntó si ellos también se irá (Juan 6:67). Jesús estaba dispuesto a perder discípulos centrales en lugar de debilitar esta enseñanza o explicarla como simbólica.