
DÍA 216
RETO
"La religión es intrínsecamente violenta y produce innumerables guerras".
DEFENSA
Esta afirmación no resiste el escrutinio.
La guerra no es exclusiva de la humanidad. Otras especies, incluidas las hormigas, las abejas y los chimpancés, libran la guerra, entendida como el uso colectivo y organizado de violencia letal contra enemigos externos (por ejemplo, para controlar el territorio). Sin embargo, estas especies no tienen religión. Por tanto, las raíces de la guerra no son religiosas.
La religión es un universal humano e históricamente no ha habido sociedades ateas. Por tanto, es imposible argumentar que las sociedades no religiosas eran menos violentas que las religiosas. Las sociedades oficialmente ateas que surgieron en el mundo comunista en el siglo XX no fueron más pacíficas que otras. Lucharon, exportaron la revolución y mataron a decenas de millones de personas, incluidos sus propios ciudadanos.
Si la religión predisponía a la gente a la violencia, deberíamos verlo a pequeña escala; sin embargo, los criminales violentos no suelen ser feligreses devotos.
Al igual que los puntos de vista no religiosos, las religiones tienen diferentes actitudes hacia la violencia, que van desde defender la violencia por una variedad de causas hasta defenderla sólo en defensa propia y un pacifismo total. No se pueden tachar todos los puntos de vista religiosos con el mismo pincel. Si la religión puede inspirar a las personas a matar, también puede inspirarlas a abstenerse de matar (“No matarás”, Éxodo 20:13; “Amarás a tus enemigos”, Mateo 5:44).
De manera similar, si la falta de fanatismo religioso priva a una persona no religiosa de un motivo para matar, otra persona no religiosa puede matar porque no está limitada por valores religiosos contra el asesinato.
En última instancia, las religiones no van a la guerra. Los gobiernos lo hacen y normalmente deben convencer a una población ambivalente de su decisión de hacerlo. En esto, pueden utilizar la religión como factor motivador (sea o no diferente la religión de los enemigos), pero eso no convierte a la religión en la causa de la guerra.
A menudo las guerras se libran cuando no hay diferencias de religión. En la guerra más sangrienta de la historia de Estados Unidos (la Guerra Civil), el Norte y el Sur tenían la misma religión.
La mayoría de las guerras no se libran por objetivos religiosos como convertir, subyugar o matar personas porque tienen una religión diferente. Más bien, se pelean por objetivos seculares como el control del territorio y los recursos, la autodeterminación, la defensa del prestigio nacional o la búsqueda de venganza por agravios percibidos.
TIP
Para obtener más información, consulte el libro El mito de la violencia religiosa de William Cavanaugh.