
DÍA 59
RETO
“Los católicos no deben pedir intercesión a los santos. ¿Por qué hacer eso cuando puedes orar directamente a Dios?
DEFENSA
Si esto probara algo, sería demasiado. Acabaría con gran parte de la oración cristiana.
Podemos y debemos orar directamente a Dios, la fuente de todos los dones (Santiago 1:17). Sin embargo, de esto no se sigue que debas orar sólo a Dios. Esta es una situación de “ambos/y”, no de “esto o lo otro”.
Naturalmente, sentimos que es útil que otros oren por nosotros y, a lo largo de los siglos, los cristianos se han pedido oraciones unos a otros. Pero esto sería imposible si Dios quisiera que le hiciéramos peticiones sólo a él. Por tanto, la objeción resultaría demasiado.
En verdad, Dios desea que oremos unos por otros. Esto se ilustra en el Padrenuestro, en el que oramos por nosotros mismos y por los demás (“Danos hoy nuestro pan de cada día”, “Perdónanos nuestras deudas”, “No nos dejes caer en la tentación”; Mateo 6:11-13). ; por la exhortación de Jesús a orar incluso por nuestros enemigos (Mateo 5:44); y por la exhortación de Pablo: “Exhorto a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres” (1 Tim. 2:1).
Dios también desea que pidamos a otros su intercesión, como lo ilustran las peticiones de Pablo a sus lectores de que oren por él (Rom. 15:30; 2 Cor. 1:11; Ef. 6:18-19; 1 Tes. 5: 25; 2 Tes. 3:1-2), una petición también hecha por el autor de Hebreos (13:18). Pedir a los santos su intercesión simplemente amplía el principio. Podemos pedir a los cristianos en el cielo su intercesión por la misma razón que les pedimos a los cristianos en la tierra: es útil que otros oren por ti, no estar solo en oración. Este es particularmente el caso cuando los compañeros de oración son justos, porque “la oración del justo tiene gran poder en sus efectos” (Santiago 5:16b). Ninguno es más justo que aquellos que tienen a Dios en el cielo.
TIP
La Escritura en ninguna parte prohíbe pedir a los santos su intercesión.
Las cosas que no están prohibidas por las Escrituras y que tienen una base racional están permitidas bajo la libertad cristiana, y esta práctica califica en ambos aspectos. Quienes se oponen a esta práctica deberían preguntarse si buscan limitar la “libertad que tenemos en Cristo Jesús” (Gálatas 2:4).