
DÍA 138
RETO
“No hay ninguna razón por la que debamos confiar en Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Fueron seleccionados porque apoyaban una agenda particular, y en ese momento existían docenas de otros evangelios”.
DEFENSA
Se seleccionaron los evangelios canónicos porque son los relatos más antiguos y fiables de la vida de Jesús.
Incluso los eruditos escépticos reconocen que los cuatro evangelios canónicos fueron escritos en el siglo I, mientras que otros son de los siglos II y III o posteriores.
Los cuatro evangelios fueron escritos por testigos presenciales de Jesús (Mateo y Juan) o por colaboradores cercanos de los apóstoles (Marcos era compañero de Pedro y Lucas era compañero de Pablo). Por lo tanto, estaban en buena posición para saber lo que Jesús dijo e hizo, y sus Evangelios se leyeron en los servicios de adoración cristianos desde el principio.
Otros supuestos evangelios se escribieron mucho más tarde y sus autores no estaban en tan buena posición para registrar la historia de Jesús con precisión. Debido a que fueron escritos más tarde, no había antecedentes de que fueran leídos en los servicios de adoración. Esto ayudó a los primeros cristianos a considerarlos falsos. Si un evangelio propuesto era auténticamente de los primeros seguidores de Jesús, ¿por qué no se había utilizado en el culto de la Iglesia durante todo este tiempo?
Los evangelios posteriores se basan frecuentemente en los cuatro canónicos. A menudo no intentan contar la historia del ministerio de Jesús, sino que asumen que el lector ya lo sabe. Por ejemplo, algunos “evangelios” cuentan historias sobre los padres de Jesús o sobre su infancia; consisten en dichos aislados que se le atribuyen; o afirman grabar discursos que pronunció después de su Resurrección. Por lo tanto, intentan “completar” cosas que los evangelios canónicos no incluyen y, por lo tanto, dan testimonio del valor único de Mateo, Marcos, Lucas y Juan para aprender la historia básica de Jesús.
Las enseñanzas reales de Jesús fueron transmitidas por los evangelios canónicos (y a través de la predicación de la Iglesia), lo que también hizo posible detectar los posteriores como falsos. Muchos “evangelios” posteriores contienen enseñanzas contrarias a las de los originales. En particular, muchos fueron influenciados por la herejía gnóstica de los siglos segundo y tercero.
Por lo tanto, los evangelios canónicos no se incluyeron porque apoyaban un punto de vista particular; los últimos fueron excluidos porque contradecían lo transmitido desde el principio.