
DÍA 302
RETO
"No existe el pecado mortal".
DEFENSA
El concepto de pecado mortal se enseña claramente en las Escrituras.
Primero, el lenguaje de la doctrina se extrae de las Escrituras mismas: “Si alguno ve a su hermano cometer un pecado que no es mortal, pedirá, y Dios le dará vida por aquellos cuyo pecado no es mortal. Hay pecado que es mortal; No digo que uno deba orar por eso. Toda maldad es pecado, pero hay pecado que no es mortal” (1 Juan 5:16-17).
La frase aquí traducida “mortal” (griego, pros thanaton) significa literalmente “hasta la muerte”. Puede entenderse como un pecado que causa muerte espiritual, un pecado tan grave que causa muerte física, o un pecado grave que continúa hasta la muerte. En cualquier caso, el texto vislumbra la posibilidad de que un cristiano (un “hermano”) peque de esta manera.
Una exégesis completa de este pasaje está más allá de lo que podemos cubrir, pero el Nuevo Testamento indica que los cristianos pueden cometer pecados que les cuesten la salvación. Pablo advierte: “Ahora quiero recordaros, hermanos, en qué términos os prediqué el evangelio que recibisteis, en el cual estáis firmes, en el cual sois salvos, si lo retenéis, a menos que creáis en vano” ( 1 Cor. 15:1-2). Esto indica que es posible que los cristianos crean en el evangelio en vano. Aquí Pablo menciona una causa de esto: la falta de adhesión al evangelio.
En otros lugares es más específico y dice: “No os dejéis engañar; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los pervertidos, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los salteadores heredarán el reino de Dios” (1 Cor. 6:9-10). El hecho de que Pablo sintiera la necesidad de advertir a su audiencia cristiana contra el engaño en este punto indica que los cristianos pueden cometer pecados que les cuesten la salvación y que podrían engañarse a sí mismos en este punto.
Se podrían citar muchos pasajes similares del Nuevo Testamento, pero debemos notar que nuestro Señor enfatiza la necesidad de evitar el pecado mortal: “Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. . . . No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 19:17-19).