
DÍA 298
RETO
“Cuando miras todas las diferentes religiones en la historia del mundo, las probabilidades de que la tuya sea la correcta son bajas. Deberíamos concluir que la verdad religiosa, incluso si existe, es incognoscible”.
DEFENSA
Esto pasa por alto tanto la forma en que se estructuran las opiniones religiosas como el papel que desempeña la evidencia.
Consideremos un paralelo: a lo largo de la historia ha habido muchas teorías científicas sobre la forma en que funciona el mundo, pero se contradicen entre sí y no todas pueden ser ciertas. Las probabilidades de que una sola teoría sea correcta son, por tanto, bajas y deberíamos concluir que, si existe la verdad científica, es incognoscible.
Hay dos problemas importantes con este argumento.
En primer lugar, ignora cómo están estructuradas las opiniones científicas. Cada campo tiene ciertas preguntas básicas sobre las cuales hay un número limitado de respuestas. Puede haber diversidad en los detalles, pero las opciones básicas son limitadas.
En física, una cuestión básica es si la materia está formada por partículas diminutas y discretas (la teoría atómica) o si es un continuo infinitamente divisible. De manera similar, en religión una pregunta básica es si existe un único Dios Creador o no. Los partidarios de la opinión de que la materia está hecha de partículas pueden diferir en los detalles de cómo funcionan las partículas, pero están unidos en cuanto a la naturaleza fundamental de la materia. De manera similar, religiones como el judaísmo, el cristianismo y el islam pueden diferir en cómo entienden al Creador, pero están de acuerdo en la cuestión fundamental del monoteísmo.
Al seleccionar entre puntos de vista científicos o religiosos, uno no se enfrenta a una diversidad infinita. Ambos campos se estructuran en torno a ciertas cuestiones básicas que, una vez resueltas, conducen a cuestiones más específicas que implican detalle.
En segundo lugar, el argumento paralelo expuesto anteriormente ignora el papel de la evidencia. Las probabilidades de seleccionar los puntos de vista científicos o religiosos correctos serían bajas si no tuviéramos evidencia de cuáles son verdaderas, pero el hecho es que sí tenemos evidencia. En la ciencia, los experimentos proporcionan esa evidencia, y en la religión, la apologética la proporciona.
Por tanto, la multiplicidad de puntos de vista sobre la ciencia y la religión no debería llevar a la desesperación por encontrar la verdad. Lo que hay que hacer es identificar las cuestiones básicas que implica un campo, observar la evidencia relativa a esas cuestiones y, cuando estén resueltas, pasar a cuestiones más detalladas.
Los principios son los mismos, ya sea que uno esté investigando la verdad científica o religiosa.