
DÍA 45
RETO
“¿Por qué deberíamos confesar nuestros pecados a un sacerdote? Deberíamos acudir directamente a Dios”.
DEFENSA
Podemos y debemos pedir perdón a Dios directamente, pero las Escrituras también revelan que es su voluntad, en algunos casos, que nos acerquemos a sus ministros en confesión.
La oración puede ser suficiente para el perdón de los pecados veniales cotidianos, pero Jesús indicó que algunos pecados son más graves al instituir el sacramento de la confesión para tratar con ellos.
Después de resucitar de entre los muertos, dijo a los discípulos: “Como el Padre me envió a mí, así también yo os envío”. Luego sopló sobre ellos y dijo: “Recibid el Espíritu Santo. Si perdonáis los pecados de alguno, le quedan perdonados; si retenéis los pecados de alguno, les quedan retenidos” (Juan 20:21-23).
Anteriormente, Dios había enviado a Jesús a perdonar los pecados en la tierra (Mateo 9:6), y la gente glorificaba a Dios “que había dado tal autoridad a los hombres” (Mateo 9:8). Ahora Jesús comparte esta autoridad con sus ministros.
Note que él les da el poder de perdonar o retener (no perdonar) los pecados. La decisión de perdonar o retener un pecado es seria, y los ministros de Cristo no deben tomarla sin estar informados. Para desempeñar su función, necesitan estar adecuadamente informados.
En particular, los ministros necesitan saber: (1) que hemos cometido un pecado particular y (2) que estamos genuinamente arrepentidos. Como ellos no tienen forma de saber estas cosas sin que nosotros les informemos, estamos obligados a confesar. Así tenemos el sacramento de la confesión.
Juan 20:21–23 es también el trasfondo que necesitamos al leer la afirmación del mismo autor de que: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo, y perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1: 9).
TIP
Históricamente, la penitencia se ha celebrado de diferentes formas. Al principio de la historia de la Iglesia, era común que se celebrara públicamente, con el ministro de Cristo presidiendo el servicio. Tal confesión pública está prevista en la exhortación: “Confesad, pues, vuestros pecados unos a otros” (Santiago 5:16), que se hace en presencia de “los ancianos de la iglesia” (Santiago 5:14), siendo los ancianos los sacerdotes. En griego, "anciano" es presbuteros, de donde obtenemos la palabra inglesa "sacerdote".